De Barbielandia a…?

En una reacción tardía, comento el fenómeno Barbie redivivo gracias a la película que inundó los teatros por un par de meses en el 2023. Se calcula que la película produjo casi US$1.500 millones a través de taquilla. Me pregunto quién acude a verla, qué los motiva, qué los cautiva.

Vi por primera vez una muñeca Barbie cuando tenía unos ocho años. Me gustó su cabello rubio, su cuerpo largo y estilizado. Sé que marcó para siempre un modelo de belleza inalcanzable que me impidió verme en mi totalidad, porque se limitaba a la dimensión física, ofreciéndome un estereotipo que no admitía variaciones. A través del tiempo y debido a la presión del público que clamaba por aceptación de la diversidad, Matel produjo muñecas con diferentes tonos de piel, cabellos crespos y negros, en vez de lacios y monos, ojos rasgados… Así Matel y la cultura norteamericana logró penetrar otros mercados y extender el estereotipo. Así pusieron a soñar a las niñas con tener cuerpos que nunca tendrían y a los niños, con niñas escasas o inalcanzables. La muñeca Barbie tenía además un cierto estatus, un estilo de vida. Matel no tardó en crearle un mundo que incrementó sus ventas: casas, carros, trajes, un estilo de vida que nada tenía que ver con bienestar social, mental, o espiritual. La aspiración era tener tener tener. Bueno para el mercado que se extendía hasta globalizarse. Y así Matel fue penetrando en las mentes de los niños y las niñas con ideales de vida y aspiraciones que se alcanzaban única y exclusivamente a través de una lucha implacable por conseguir un estatus en la sociedad, dinero, fama, reconocimiento a todo costo, por cualquier medio.

En los valores de Barbie y Ken, su sonriente compañero, nunca se incluyeron expresiones de empatía o compasión. Los rodeaba la ilusión de una vida “bella”, sin enfermedad, sufrimiento, tristezas o dificultades.

Ahora viene la película: una comedia fantástica, dirigida por Greta Gerwig y escrita por Gerwig y Noah Baumbach. La película sitúa a las mujeres en el centro. Viven en casas rosas y todas ellas son profesionales… no cualquier tipo de profesionales, todas son exitosas y… todas son Barbies. Margot Robbie interpreta la Barbie principal y responde al prototipo de mujer blanca, alta, delgada, rubia. Pero las otras mujeres son una población diversa que pretende representar diferentes razas, tipos de cuerpo, identidades de género. La presidenta es una mujer negra, por ejemplo.

No hay duda de que la producción cinematográfica pretende resaltar el potencial de la mujer. Ken en cambio, es un personaje masculino que sufre como mosco en leche en medio de ese mundo femenino triunfante. Representa el mundo patriarcal y expresa una gran frustración en un mundo dominado por mujeres hasta que logra tomarse ese mundo y reimplantar el patriarcado. La película presenta una contradicción que parece no tener solución. Los dos géneros no pueden coexistir pacíficamente.

La estrategia de Barbie y sus aliadas es el socializar con los Kens y transformarlos, lo que perpetúa el estereotipo de que una de las funciones de la mujer es “emocionalizar” a sus compañeros, dulcificarlos, amansarlos. No existen modelos masculinos positivos en la película. No hay una crítica directa a una sociedad que homogeneiza y sienta metas inalcanzables de perfección y producción.

En defensa de la película he escuchado un argumento sobre la crisis existencial de Barbie, su depresión, que se convierte en punto de giro a partir del cual ella no tiene más remedio que aprender a aceptar la realidad. Mientras mantuvo su individualismo y fue no humana era plenamente feliz, se bastaba a sí misma. Pero la crisis la lleva a una decisión “terrible”: opta por convertirse en humana.

El camino de autodescubrimiento de Barbie es un camino solitario. Matel decide no ayudarla, dejarla sola a ver qué verdades descubre sobre sí misma y sobre el mundo.

Tengo amistades que defienden la película y la consideran una especie de triunfo para el feminismo. La taquilla ha sido generosa, no hay duda. Pero creo que la película plantea una visión harto superficial de la realidad humana, donde los diferentes géneros no pueden existir y la pulsión de un género por dominar a otro es inevitable. Es cierto que la película muestra el potencial de la cooperación, que es lo que en la película les permite a las Barbie recuperar el control de la casa Barbie. Lo que no se muestra, es que el conflicto central de la sociedad no es uno de género sino de clase. No hay Barbilandia que consiga, con los parámetros planteados en la película, derrotar la injusticia social.

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Dr. Silvia Casabianca

Silvia Casabianca (Bogotá, 1949) se graduó como médica en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, obtuvo un máster en psicoterapia artística de la Universidad Concordia de Montreal y un doctorado en educación de la Universidad Nova Southeastern. Trabajó como médica descalza en áreas remotas de Colombia y dirigió la Fundación para el Desarrollo del Joven y su colegio Carpe Diem, en Cartagena. Ha sido docente en la Universidad de Cartagena y en la Florida Gulf Coast University (FGCU). Reside en la Florida (EEUU) desde el 2000, donde actualmente trabaja como psicoterapeuta. Ha explorado la neurociencia de la compasión y su aplicación en la crianza y la educación. Como conferencista en diversas universidades, asociaciones profesionales y organizaciones sin ánimo de lucro en Colombia y Estados Unidos, y como asesora del Centro Roots of Compassion and Kindness (ROCK) de la FGCU, promueve una educación basada en el amor y no en el temor que guie la socialización empática de los niños, su capacidad de expresión y la liberación de su creatividad. Hizo parte del equipo de El Pequeño Periódico en Magangué y, en la Florida, creó el periódico comunitario "Tiempos de Sol". Fue columnista y freelancer VOXXI, Gaceta Tropical, Naples Sun Times y la Revista Etc. Además, ha publicado varios libros de ensayo, incluyendo "El Fin de la Enfermedad" (Fundación Arte y Ciencia - 2005, ObStare - 2008), "Homo Amandi: Evolución consciente del miedo a la solidaridad" y "Heartmined: Conscious evolution from fear to solidarity" (Lulu, 2020). Hombres con Rabo de Paja es la primera novela que publica.

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